
Se abre la puerta del hombre enojado, y lentamente este sale a la luz. Esta desalineado. Su cabeza parece un nido de pájaros y su ropa es una serie de arrugas apiladas. Las ojeras, que de tan oscuras parecen un antifaz, le llegan prácticamente hasta la barba semi mutilada por los intentos de afeitarla de un pulso inexistente. De la oscuridad de apariencia resaltan solo sus ojos, rojos como frutillas por la sangre inyectada. Uno de ellos se retuerce en espasmos incontrolables. El hombre da un paso y cierra su puerta de una patada. Acto seguido sube la escalera hacia el piso siguiente con pasos que hacen eco en todo el edificio. Se para ante la puerta del hombre con resaca y golpea suavemente dos veces con los nudillos. Tras unos segundos de espera golpea una vez mas, esta vez de forma feroz y con su cabeza. Se abre la puerta…
H:M